domingo, 30 de noviembre de 2008

Feeling

El libro de nuestra vida se va escribiendo con pequeñas y grandes cosas, páginas en blanco que se van llenando de historias inconclusas en la mayoría de los casos.

La historia que hoy relato, ocurrió en una ciudad invisible, en un escenario de sueños tan surrealistas como hermosos.
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Feeling vivía tranquila y ajena al giro que su vida sentimental iba a dar. Era confiada y actuaba a impulsos que le dictaban sus sueños de conocer caminos llenos de embrujo.

Hacía días que amordazaba una ilusión, cerraba puertas y ventanas con sumo cuidado para que no escapase, pero… la ilusión voló más rápido que la razón, y escapó hacía la voz que la atraía.

Feeling voló tras ella por el espacio infinito, de repente divisó unos colores en tonos amarillos y rojos, se introdujo en ellos y al contacto, una fuerte explosión la sacudió y transformó a Feeling en pura energía. Comenzó a sentirse fuerte y poderosa, comenzó a construir historias bellísimas en las que fueron apareciendo personajes que fue bautizando según el estado físico-emocional que presentaban.
De entre todos ellos destacaba uno de color intenso que nuestra amiga Feeling bautizó con el nombre de Red.

Feeling disfrutó con ellos mezclando colores, se dejaron llevar por sus emociones y viajaron por lugares de ensueño, el color y la fantasía dibujaba escenarios donde nuestros personajes se recreaban con placer.

Feeling y Red se hicieron inseparables, Feeling entregó toda su emoción a Red, y este
impregnó a Feeling de un atrevido color rojo-naranja.

Viajaron a velocidad centrífuga, inmersos en una inmensa bola de fuego, partían el espacio con fuertes explosiones, incansables, imparables.

De repente, notaron que el color fue perdiendo intensidad a medida que la bola iba perdiendo su fuerza.

Poco a poco, empezaron a mezclarse otros colores azules y verdes que la fueron debilitando hasta convertir el paisaje en un inmenso espacio de total blancura donde, sus personajes iban desapareciendo en forma de grandes bloques de hielo flotando por el espacio.

Nuestra amiga miraba la mano de Red que le decía adiós, mientras se desdibujaba en uno de aquellos bloques helados.

Feeling, desconcertada, retrocedió hasta su humilde lugar, había vivido un sueño del que había salido apresurada para no convertirse en un frío e insignificante cubito de hielo.

Nuestra amiga suspiraba y languidecía, no olvidaba a Red y cuanto había vivido, y buscaba consuelo dando largos paseos por el campo y dibujando paisajes que le recordaban su escapada espacial.

En lo más profundo albergaba la ilusión de ver un día aparecer los tonos rojos y amarillos. Se sentaba a escribir sus emociones y compartía sus experiencias con aquel entorno natural.

Un día que Feeling paseaba, descubrió una roca que antes no se había percatado de su existencia, la bordeó y descubrió que tenía una ranura. Nuestra amiga miró a través de ella y descubrió que la roca estaba hueca y dentro se percibía unos ojos fríos y burlones que helaban la sangre. Sintió tristeza y pensó la manera de hacer que aquellos ojos cambiasen y mirasen de forma humana, tarea imposible, no se podía comunicar con ellos, la ranura apenas tenía un centímetro.

Feeling cada día encaminaba sus pasos hacia la recién descubierta roca, se sentaba a escribir y sus historias cada vez tenían más alma, entre sus personajes siempre aparecía el nombre de Red.

Feeling escribió una historia donde una joven se divertía bailando y disfrutando de una noche que se presentaba como tantas otras… pero un hombre apareció y juntos bailaron hermosas baladas, no se despidieron hasta que el sol hizo su aparición.

Muchas noches siguieron a aquella, ambos eran jóvenes y se sentían felices juntos, pero siempre amparados y resguardados de la luz. Feeling no tenía pereza en acudir a la llamada de Red (así lo bautizó) a cualquier hora de la noche, se encontraba a gusto en aquel precioso estudio, donde la chimenea que adornaba el salón se ponía en funcionamiento mientras, sobre la alfombra, Feeling y Red jugaban y disfrutaban de su calor.

Nunca se dijeron si entre los dos, había amor ó amistad, ó todo junto, ó más allá, pero lo cierto es que la escena se repetía año tras año.

Cierto día notaron que el ambiente se hacia tibio, Feeling salió, y al llegar al recibidor sintió que detrás de la puerta quedaban unas imágenes para el recuerdo, recogió un pendiente que había quedado en el suelo y salió.

Sin despedirse se fueron distanciando. Feeling recordaba a Red con cariño y sentía una admiración por él sin límites, cada año en la era de Acuario, Feeling tenía unas palabras de felicitación para Red a las cuales no tenía respuesta, ni la esperaba.

Feeling terminó de escribir y se dispuso a marchar, al pasar junto a la roca, miró por la rendija, impulsivamente metió el folio escrito en ella, se despidió con un ¡hasta mañana!

Cada día la historia se repetía, Feeling escribía historias desde el corazón y las introducía en aquel improvisado buzón.

Feeling miraba el interior de la roca y creía notar que los ojos eran menos fríos, la risa burlona había desaparecido para pasar a ser casi una sonrisa, los bautizó con el nombre de Red.

Aquel día Feeling acercó su cara a la roca y, junto a la ranura, fue hablando desde el corazón, sin dejar de mirar a los ojos.
… Querido Red, dicen que el amor mueve montañas, amansa a las fieras ¿Por qué no moldear a las rocas?

Feeling notó que una légrima salía de aquellos ojos sin rostro.

… Si eres capaz de reír y llorar, es que en algún rincón de tus entrañas tienes un corazón, un alma que escondes tras esta apariencia de roca, en la vida tenemos algo más que ese sentimiento frío e insensible en el que te proteges, deja hablar a tu corazón igual que has dejado hablar a tus ojos. Algo grave escondes tras esa coraza de piedra, muéstrame tu alma de la misma manera que yo he escrito mis sentimientos.

En un momento en que nuestra amiga acariciaba la roca, el bolígrafo escapó de las manos y fue a meterse dentro de la ranura. No importaba este día estaba contando su historia con su voz. Se despidió con un beso a su querida roca, y sintió que esta había dejado de ser fría.

De regreso, Feeling miraba la puesta de sol y le recordó su viaje espacial, los tonos rojos y naranja se hacían más fuertes, finalmente el sol se ocultó y Feeling pensó que al día siguiente volvería a verlos.

Con impaciencia Feeling esperó el alba, quería ver los ojos de Red y seguir escribiendo historias junto a su roca.

Al llegar vio que, en el suelo, había uno de sus folios escritos, era raro ella los había introducido por la ranura, lo recogió y con sorpresa vio que en los espacios en blanco estaban escritas unas palabras que no eran suyas.

Decían así.

Los golpes recibidos me han recluido en este agujero del que no puedo escapar, muchas historias están encerradas conmigo, de todas ellas quiero rescatar nuestro viaje espacial ¡ayúdame!

Feeling corrió a mirar por la ranura, los ojos estaban expectantes, Feeling puso las yemas de sus dedos en la ranura con un acto reflejo de agrandar el espacio, sintió que la roca se desmoronaba, miró el resplandor del alba, el sol estaba a punto de aparecer los colores rojos y amarillos se hacían más fuertes, siguió presionando con los dedos la roca, sintió que otros dedos tocaban los suyos, miró el sol.

Una fuerte explosión la envolvió al tiempo que la roca se partía en dos. Feeling y Red salían disparados confundiéndose con los colores del alba.


Feeling se despertó, en sus dedos tenía la sensación de una mano que los sujetaba, se llevó la mano al corazón y permaneció largo rato recordando, soñando.
Isabel

El gallo de Rello



Hoy mis amigas- hermanas, me han hecho un regalo con fotografías de colores, sonidos y sabores especiales, con sabores a pueblo, a leña quemada, al humo que saliendo por la chimenea nos anuncia que en la casa, sus gentes empiezan la jornada con el café de malta y leche migada, los torreznillos con el huevo frito recién puesto de las gallinas que nos salen al paso por las calles empedradas o de tierra, unas setas… esas cosas que desde la lejanía se añoran tanto.

Concha e Isabel han ido a coger setas. El níscalo es la especialidad en el monte soriano, ese exquisito manjar tiene un especial sabor a la buena tierra que las hace únicas, y las setas (en este caso, la seta azul) tienen la finura, que ya desde su color, apunta a la exquisitez

Otro de los placeres de las setas sorianas está en ir a cogerlas, el aire puro del monte pinar es, oxigenarse, es limpiarse los pulmones, y es recrearse en la limpieza del monte, al que los sorianos miman, cuidan como un gran parque para disfrute de todos.

…Rello. Entre los ríos Torete y Escalote, este último encauzado a lo largo de la muralla, fiel servidor del pueblo.

Un pueblo para soñar, para añorar el sabor antiguo de pueblo medieval, pueblo con una impresionante muralla de piedra que aprovechando la montaña, hace que sea una mezcla entre la mano del hombre y la fuerza de la madre naturaleza, guardando celosamente toda su historia, todo su sabor. Entre otros, un pequeño castillo, un rollo jurisdiccional de hierro, puertas de arquería noble… restos de historia que se mantienen en pié, desafiando al tiempo.
En sus montes, zorros y jabalíes conviven con los buitres que, desde sus cuevas altas vigilan con su impresionante olfato carroñero.

Sus tierras, donde el cultivo de cereales las hace mágicas a la visión de los visitantes, ya sea con el verde en primavera salpicado de amapolas ó el rubio en verano entre hermosas espigas que, más tarde, serán nuestro pan, dejando los rastrojos para que el sol los acaricie y brillen como briznas de oro, donde las flores de lavanda y manzanilla aparecen entre ellos, mostrando ese otoñal y hermoso tapiz natural.

Es un pueblo tan impresionante que, paseando por sus calles, retrocedemos mil años, o ganamos mil años que teníamos olvidados en el tiempo.

Sus gentes, de pura raza, cuentan sus historias, sus leyendas, sus trabalenguas, y mantienen intactas sus costumbres, amasan su pan, recogen su miel, cazan sus liebres, conejos, jabalíes…Y sobre todo, cuidan su pueblo y sus tierras, vigilan que cada piedra continúe en su sitio para no romper su historia.

De Rello es esta foto que mis amigas me han mandado, este precioso gallo, como ven, está en plena libertad.

Este hermoso gallo, ajeno al éxodo de los habitantes de Rello cantará al salir el sol para despertar a los pocos vecinos que quedan, apenas seis familias, casi todas emparentadas entre sí, que cuentan entre todas, una treintena de personas dedicadas al cultivo de sus campos y su ganadería.

Nada añoro más que ser despertada por el canto del gallo, mientras tras los viejos cristales, sujetos entre las rústicas maderas de diminutas ventanas cuadradas, las nubes van deshojando copos de nieve que, silenciosos, van cubriendo el paisaje con el manto blanco invernal.

… Escuchar el gruñir del cerdo, el mugir de la vaca, el melódico relincho del caballo, el cansino rebuzno del humilde y entrañable burro, el cacareo de las gallinas, y el pío pío de los polluelos, mientras el reloj de la iglesia toca las horas y los cuartos, todo me llevan a mi infancia, a mi adolescencia, a mis primeros sueños de juventud, al baile con música de gramola, a ir a la fuente a por agua, mi primer suspiro, mi primera poesía.

¡Gracias! Por traerme tan hermosos recuerdos en forma de setas y de este precioso animal madrugador.

La leyenda dice -El rollo de Rello es de yerro – un trabalenguas que las gentes de por allí conservan contándolo de abuelos a nietos. Yo, a la vista de este gallo amplío la oración y digo… El gallo de Rello, el pueblo que tiene el rollo de yerro (hierro).

Uno de mis anhelos es pasar mi último tramo de vida en un pueblo de las tierras sorianas como Rello, Caltojar, Berlanga, es como desandar el camino, donde ahora, parte de mi corazón está enterrado bajo esas tierras, Berlanga…volver a casa.

Isabel